La dimensión de la diáspora venezolana requiere una gobernanza trasnacional
- Jaime Santana
- 3 ago
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Xiomara Zambrano Bonilla
Tenerife
Tomás Páez Bravo, sociólogo y PhD. en Planificación, de amplia trayectoria como investigador y profesor universitario, es el fundador y líder del Observatorio de la Diáspora Venezolana (ODV), proyecto iniciado en el año 2012 como línea de investigación de la Universidad Central de Venezuela que sirvió de base para el libro La voz de la diáspora venezolana (2015), importante precedente en el estudio y visibilidad del fenómeno.
El Observatorio hoy en día se ha transformado en una organización de amplio alcance y exhaustiva labor, con la participación de un equipo profesional numeroso, interdisciplinario y global.
Le preguntamos, en entrevista online, si en los comienzos de la observación del fenómeno se podía avizorar la magnitud de lo que es actualmente, una migración que sobrepasa los 9 millones de personas. Su respuesta fue tajante: “No, nunca. Lo que sí veíamos era el enfoque a desarrollar y que era necesario estudiar la diáspora, en ese momento de 1.400.000 venezolanos que habían salido del país”, respondió.

Este año, Páez presentó el nuevo libro ¿Qué hacemos con la diáspora?, el cual documenta los 15 años de trabajo del Observatorio. Incluye además un análisis de la emigración venezolana desde una perspectiva histórica, con una comparación de las políticas gubernamentales del año 1936, cuando el fenómeno fue a la inversa y en una forma estructurada, planificada.
Sostiene que actualmente, a casi 100 años de distancia, necesitamos una estrategia de gobernanza de la diáspora, y que sea compartida por las élites económicas, sociales, políticas y culturales. Esta se ha estado forjando a través de más de 13 organizaciones civiles distribuidas en 90 países, más de 1500 municipios y 500 ciudades que de alguna manera ejercen una diplomacia pública y una diplomacia ciudadana.
La magnitud de la diáspora es tal que, según el profesor Páez, significa una dimensión trasnacional que redefine la presencia y la influencia de Venezuela más allá de sus fronteras geográficas. Es un fenómeno multifacético y complejo.
Con su habitual estilo didáctico explica que el viejo mapa del país ya es historia y puede hablarse de una nueva geografía, porque no es poca cosa que un tercio de sus habitantes viva en otros territorios: “Venezuela existe donde hay un venezolano. Así, se hace innegable la universalización de una cultura y una identidad, al punto que las familias venezolanas son transnacionales porque son muy pocas las que no tienen un pariente emigrado”.
Tratar este tema implica aceptar sus múltiples aristas y niveles de profundidad, y un análisis de impactos o consecuencias en distintas vertientes. Para resumirlo, a partir de las palabras de quien lleva años ocupándose de liderar el estudio y monitoreo de la diáspora, puede hablarse de que, en primer lugar, se ha configurado una geopolítica alterna que asume el gobierno venezolano. Y en segunda instancia, hay consecuencias en lo económico, social y cultural que son evidentes, especialmente en entornos específicos, como lo es la provisión de nuevas habilidades y competencias donde están viviendo los venezolanos. Son muchos los ejemplos y por ello invitó a la revisión de la reciente publicación del ODV, además de la intensa producción de contenidos divulgados en distintos canales digitales.
Fotos: cortesía Tomás Páez




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