Ysquel Monzón Guariguata: "Cuando podemos, hacemos los sueños realidad"
- Jaime Santana
- 12 jun
- 3 Min. de lectura

Marlenis Castellanos
Las Palmas de Gran Canaria
Ysquel Monzón Guariguata es una artesana muy particular. Lo que produce con sus manos, no duda en definirlo como unas joyas “boho-chic” o hippies.
Sus pulseras y collares ajustables, pendientes a juego, tobilleras y tobilleras tipo “sandalias descalzas” son realizadas con materiales de primera calidad. Ella utiliza piedras semipreciosas naturales, accesorios de acero quirúrgico (dorado y plateado) e hilos de colores trabajados con la técnica de macramé.

YMaGinación es el nombre artístico de su producción. Para llegar a esta madurez artística, comenzó desde muy joven. “Tendría unos 15 ó 16 años, cuando hice un taller de macramé y me encantó. De ahí en adelante comencé a realizar mis primeros trabajos: cinturones, cintas para el pelo, lámparas ¡¡¡y hasta hamacas!!! También comencé a rehacer collares, pulseras y pendientes que tenía abandonados en cajones”, dice con orgullo.
Ella tiene alma de migrante. Nació en Caracas (Venezuela) y a los 9 años vino a vivir a Las Palmas de Gran Canaria, junto con su familia.
Ysquel vivía con sus padres canarios, pero su padre enfermó y no quería dejar sola a su familia en la nación suramericana. “Era un visionario y veía que el país, que estaba muy bien económicamente, podía ir en declive en pocos años, y por supuesto no quería que su familia sufriera penurias cuando él ya no estuviera”, recuerda Ysquel.

Su padre se fue mucho antes de lo que esperaba. “De hecho, no llegó a vernos instalados en la isla. Imagínate, mamá viuda, de 27 años con 3 chiquillos en un país extraño y arrastrando todo el dolor del mundo. En fin, fue duro, pero nos sacó adelante”, rememora.
Después le tocó migrar a ella. Ya casada, decidió cambiar de aires y vivió 30 años en Almería (España). “Es una tierra maravillosa que me acogió y quiero como mía. Y hace unos años he vuelto a mi isla querida”, dice.
Desde YMaGinación siguió haciendo y aprendiendo más del arte de bisutería. Cree firmemente en la reutilización de los materiales, y sus manos transforman ropa usada en hermosos bolsos, mantas o mantelería.
También aprendió a poner precio a su artesanía. Tiene pulseras desde 10 euros en adelante, y explica que no es lo mismo hacer una pulsera o un collar con una piedra (amatista, por ejemplo) a otra que pueda llevar 10 ó 12 piedras, o accesorios de acero.

Hace joyas por encargo y personalizadas. Muestra una pulsera que fue un encargo de una chica argentina-canaria, que llevaba mucho tiempo buscando algo distinto; el mate y la bombilla que hizo para su marido, un ítalo-argentino totalmente “canarizado”.
“Cuando podemos, hacemos los sueños realidad”, dice.
Además de ser artesana, Ysquel practica otras disciplinas que la ayudan en la creación artística. Agrega que al trabajar con piedras semipreciosas naturales es consciente del poder y la energía que producen. “Las diversas culturas durante siglos así lo manifiestan. El yoga se usa para aumentar los efectos de la meditación: una piedra o varias en la alfombrilla, una pulsera, un collar o un colgante; cada horóscopo tiene su piedra de nacimiento y hay que compaginar estos detalles”, dice.
Teléfono: (+34) 653 92 09
Instagram: @monzonguariguata
Facebook: Ysquel Monzón Guariguata
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