Angela Ameruoso/Italia Especial Bienhallados/Fotos cortesía de María Isabel Díaz
En la historia del estado Lara, en Venezuela, nunca se había registrado la existencia contemporánea de dos intérpretes de la guitarra clásica reconocidos por su talento, no solo dentro del país, sino en el ámbito internacional. Hablamos de Rodrigo Riera y Alirio Díaz, quienes nacieron en 1923 en el estado Lara (occidente de Venezuela).
A los 100 años del nacimiento de estos dos virtuosos de la música, se celebran en Europa grandes eventos en su honor.
https://youtu.be/zNQ46ZXG98o?t=3
Año 2023, centenario de los maestros Alirio Díaz y Rodrigo Riera (1923-2023). Documento audiovisual histórico de estos grandes maestros de la música y la guitarra venezolana y universal. Grabado el 31 de julio de 1992. Momentos de alegría e improvisación musical. Video cortesía de Efrén Suárez
Bienhallados se suma a la conmemoración del nacimiento de estos dos genios de la música, quienes destacaron por su maestría y versatilidad en la guitarra y por su don de gente que los acercó al público amante de la guitarra.
Rodrigo Riera: La versatilidad en la guitarra
Riera nació en Carora (estado Lara), en 1923, en una familia en la cual la música, era “el pan nuestro de cada día”, pues su padre era profesor de música razón por la cual Rodrigo tuvo en sus manos una guitarra desde niño, a tal punto que, en su juventud, fundó junto a su hermano Rubén, el grupo vocal Hermanos Riera.
Rodrigo Riera hizo hablar a la guitarra
En 1941 participó en un programa de radio en Caracas, y su intervención fue escuchada por tres Maestros de la guitarra: Antonio Lauro, Manuel Enrique Pérez Díaz y Raúl Borges. A partir de ese momento su vida cambió.
Riera fue invitado a estudiar en la Escuela de Música de Caracas, y al graduarse en 1949 se marchó a estudiar con el Maestro Andrés Segovia, en Siena, Italia. En 1953 amplió su formación en el Real Conservatorio de Música en Madrid, y a partir de esa fecha se estableció en la capital de España.
La compositora y cantante, también venezolana, Conny Méndez lo invitó a ofrecer algunos conciertos en New York, corría el año 1962, el éxito fue de tal magnitud que se quedó viviendo por casi ocho años en la "gran manzana".
Riera, además de guitarrista, fue un prolífico compositor de valses para guitarra y también de merengues, joropos, suite, melodías, serenatas, preludios y ópera. Se cuentan más de 80 composiciones, de las cuales muchas no quedaron archivadas.
Un llamado de su tierra lo hizo volver a Venezuela. En 1969 regresó a Barquisimeto (capital del estado Lara), y comenzó su larga trayectoria docente, que duró 25 años, en la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA).
Riera llamaba a su tarea educativa "El guitarral", en alusión a la siembra de la guitarra en las nuevas generaciones amantes de este instrumento.
Según Fabio de Simone, guitarrista clásico y compositor de renombre internacional, entre las obras más importantes de Riera destacan: “Canción Caroreña”, “Serenata Ingenua”, “Monotonía y Nostalgia”, “El Simplón” y “Preludio Criollo”, probablemente su obra más universal.
Riera desarrolló, además, una forma original de componer ya que conectó el proceso creativo a los ritmos y melodías populares venezolanas.
Alejandro Bruzual, ejecutante de guitarra, investigador y profesor, escribió en 1999, a propósito de la muerte de Riera, que su talento inspiraba respeto y admiración, porque había sido capaz de acompañar todo canto y de improvisar con virtuosismo sorprendente.
Alirio Díaz, de Altagracia para el mundo
Altagracia es una aldea en el estado Lara, Venezuela, donde los cujíes y los chivos son los únicos que soportan, todo el año, su aridez, sequía, y desolación. Pero este desierto vio nacer a uno de los guitarristas más importantes de Venezuela en el siglo XX: Alirio Díaz.
El 12 de noviembre de 1923, nace Alirio en el seno de una familia campesina. Su amor por la música se manifiesta desde niño, pero no encuentra en Altagracia un lugar adecuado para desarrollarlo, y a los 16 años, abandona el hogar y se traslada a Carora, la ciudad más importante, ubicada a pocos kilómetros de su caserío.
Alirio Díaz en Altagracia, durante la celebración de su último cumpleaños
En Carora entra en contacto con “Chío” Zubillaga, escritor y filósofo, quien lo apoya en sus intereses musicales. Se convierte en su Pigmalión e interviene ante las autoridades para que le otorguen una beca. Así Díaz primero viaja a Trujillo (zona andina venezolana), donde inicia su formación musical. Escoge la guitarra como instrumento para expresarse.
En 1945, viaja a Caracas para continuar en la Escuela Superior de Música y descubre todo lo que la guitarra esconde en sus cuerdas. Allí tiene entre los docentes a Raúl Borges Requena, pedagogo, guitarrista y compositor venezolano, quien con el tiempo se conocería por sus valses y por haber enseñado música a tres de los grandes guitarristas venezolanos: Alirio Díaz, Antonio Lauro y Rodrigo Riera.
El camino formativo continúa, y en 1950 se establece en Madrid. Tiempo después se va a Italia, la que será su tierra adoptiva, para ingresar a la Academia “Chigiana di Siena”, el Olimpus para los guitarristas. Comienza entonces su estrecha colaboración con el maestro Andrés Segovia.
El Maestro Díaz siempre llevó a su pueblo natal en el corazón, Altagracia
En Siena se convence de que la guitarra clásica es su camino musical. Su formación se eleva cada vez más, es nombrado asistente del maestro Segovia, y emprende su vida de concertista y su camino para convertirse en uno de los grandes guitarristas de Venezuela y el mundo. Pero para Alirio Díaz su caserío Altagracia siempre fue su musa espiritual, musical y humana.
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