Andreína Alcántara/Especial BienHallados
Monsieur Lazhar es una de esas películas que acarician y golpean y que te dejan pensando dos y tres días después de haberla visto. Al menos esa fue mi experiencia personal con esta producción franco-canadiense, que estuvo nominada al Oscar como Mejor Película Extranjera en el 2012.
El filme cuenta la historia de un inmigrante argelino que, urgido de empleo, llega a un colegio de Montreal y asume la conducción de un grupo de sexto grado, que queda sin profesor luego de que su maestra se suicidara en un aula de clase. El hecho, trágico e inusual, deja una estela de interrogantes y heridas en el seno del estudiantado, sobre todo en Simón, un escolar que por una casualidad consigue el cuerpo suspendido de la educadora dentro del salón.
El personaje principal, Bachir Lazhar (magistralmente interpretado por Mohamed Fellag) es un hombre educado y cortés, de voz suave. Un caballero que ronda los 40 años, solitario sin parientes vivos, con un pasado triste que le deja el ánimo deshecho. Justamente es este aspecto de la vida personal del profesor Lazhar, lo que le hace entender muy bien el duelo de los pequeños porque él también ha sufrido grandes pérdidas en sus cuatro décadas de existencia.
El maestro sólo conoce de pedagogía empíricamente, sin embargo llega al colegio a impartir lecciones de buena literatura dando muestras de una gran sensibilidad. Como educador pretende que sus alumnos transcriban grandes clásicos y obras de Balzac, cuando narradores menos famosos y más sencillos se ajustan más a los gustos y habilidades del estudiantado.
Con ello, se evidencia que al profesor se le dificulta moldear sus valores tradicionales a las necesidades y expectativas de los jóvenes del siglo XXI.
Migración e integración desde la escuela
El maestro logra hacer conexión con algunos de los estudiantes, especialmente con Alice, (Ladrona de Libros, 2013) una niña de tiernos ojos claros, de quien se despide casi al final del filme con un afectuoso abrazo.
https://youtu.be/W6MHmMSenIM
Pese a sus esfuerzos por hacerlo bien, Bachir Lazhar es despedido. Los directivos del colegio encuentran la excusa perfecta para salir de él: la falta de documentación y licencias para impartir la educación en Montreal. En el fondo, pesaron sus polémicas posturas acerca de lo que debía hacerse con los niños ante el trauma del suicidio de su querida maestra.
Por espacio de una hora y media la película fomenta una reflexión serena y en ocasiones dolorosa sobre las posibilidades y los límites de la relación maestro-alumno. También aborda con acierto otros temas como la inmigración, la integración entre gente proveniente de distintas culturas, el choque generacional, el sistema educativo, la burocracia y el poder de las palabras para superar la pena y el suicidio.
Monsieur Lazhar fue escrita y dirigida por Philippe Falardeau y ha sido catalogada por los críticos como una obra “agudamente inteligente, profundamente triste y nada cursi sobre la enseñanza y el dolor colectivo”. La calidad le ha hecho merecedor de vatios premios entre: ellos mejor película canadiense en el Festival de Toronto 2011, Premio Especial del Jurado y premio del Público del Festival Internacional del Cine Francófono de Namur 2011 y gran premio Hydro-Québec y premio Comunicación y Sociedad del Festival de Cine Internacional en Abitibi- Témiscamingue 2011.
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