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Marco Narváez: De Lecherías a Buenos Aires, la “ciudad de la furia” y las oportunidades


Cuando nos dan la bienvenida, agradecemos de diversas formas, la cortesía de ser recibidos. En los diccionarios, uno de los formalismos es responder con un “Bienhallados”.Por eso, cada vez que alguien nos diga “bienvenidos” en palabras, gestos o hechos, les responderemos “BIENHALLADOS”, porque será nuestra manera de compartir y dejar constancia de la alegría de nuestro encuentro con el otro, de las propuestas que vamos imaginando, creando y haciendo realidad como inmigrantes que aportamos en la construcción del porvenir de un futuro en común.En esta sección, va la historia de un Bienhallado....

Mi nombre es Marco Narváez, tengo 24 años, estudio programación, datos y economía.

Hace 5 años me vi forzado a abandonar mi país por la crisis tan fuerte que vivíamos en Venezuela, si bien, mis padres se arreglaban para darnos el pan todos los días, la falta de alimentos en los años 2016 y 2017 era muy fuerte, pero sobre todo lo que más faltaba era esperanza por un futuro mejor que parecía nunca iba a llegar. Así que en una conversación larga y tendida con mis padres decidí migrar, a vivir en Buenos Aires. Fueron 3 meses de “corre y corre” con los trámites y no pude elegir peor fecha de partida que el día del cumpleaños de mi mamá. Desde ese día, me prometí jamás perderme otro de su cumpleaños.

Marco Narváez

Para llegar a Argentina tuve que pedir prestado dinero a mi tío “Ito”, a quien nunca voy a saber cómo agradecer la ayuda que me dio. El 9 de septiembre me monté en un autobús desde Lecherías (Anzoátegui, Venezuela) y luego de 6 días, 3 autobuses, 2 aviones y muchas lágrimas, logré llegar a mi destino, donde me esperaba mi padrino Guille (tampoco tengo palabras para agradecerle todo lo que hizo por mí).

A la semana conseguí trabajo en un restaurante chino, era muy pesado, 12 horas diarias y a veces hasta 16 horas. Pero desde que llegué, nadie pudo detener mis ganas de salir adelante y de ayudar a mi familia. Así que fui escalando, de bachero (lavacopas) a ayudante de cocina; de delivery a operador de cobranzas; de cadete administrativo a trabajar como Analista en una de las startups financieras más grandes de Argentina.

En “la ciudad de la furia” he vivido momentos hermosos y no tan lindos, nunca había vivido en una ciudad tan grande y tan caótica como Buenos Aires. Definitivamente es la capital que nunca duerme.

Los argentinos, afortunadamente, nos recibieron con los brazos abiertos y siempre nos extendieron una mano. Acá tuvimos que cambiar el “mi pana” por el “boludo” y el “ron” por el “vino”, pero este es nuestro hogar y espero que seamos lo suficientemente buenos para este país como lo ha sido con nosotros.

Esta es hasta ahora, mi pequeña historia en este hermoso país, donde siento que soy Bienhallado

(Una startup es una empresa de nueva creación que, gracias a su modelo de negocio escalable y al uso de las nuevas tecnologías, tiene grandes posibilidades de crecimiento. Esta tipología empresarial está ganando fuerza en los últimos años)
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