Martha Cobos/BienHallados/Especial
Raquel Guerrero, merideña de nacimiento, caraqueña de crianza y corazón, lleva en la sangre pasión por los deportes y desde muy pequeña siempre estuvo en contacto con alguna actividad física.
"En el banco donde trabajaba había un club de atletismo, hubo una carrera y caminata para principiantes, me inscribí y gané, desde entonces no paré de correr, tuve un entorno de personas que me motivaron a seguir, hay una mezcla en desafiarme en hacer cosas nuevas", dice ahora desde Santiago de Chile.
Con sus 47 años, Raquel Guerrero hace honor a su apellido, sus metas son continuar su actividad deportiva y superar nuevos retos
Raquel cuenta con orgullo que tiene su tío que fue maratonista, la animó a correr, a pesar de no tener recursos, zapatos y ropa adecuada. Sin embargo, cada vez que participaba en los maratones hacía buenos tiempos y destacaba.
Guerrero llegó hace cinco años a Chile. Su primer año fue complicado, sentía nostalgia por no saber cuándo iba a volver a ver a su familia y por el desarraigo.
En el ámbito profesional sintió un leve retroceso, porque en Venezuela dejó una carrera muy avanzada y se alejó de los deportes al llegar al país austral.
No obstante, pasado un año, un compañero de trabajo la invitó a subir un cerro:
—Aquí la montaña es muy diferente a Venezuela, no hay vegetación y el terreno es muy inestable; hay que aprender la técnica para el “treiken”, tener zapatos adecuado y usar bastón. Pensé que iba a ser fácil con los conocimientos que tenía y resulta que fue bastante difícil—, agrega Guerrero.
Raquel cuenta que siempre ha destacado en el ámbito profesional y deportivo, pero ella nunca lo había reconocido, mientras que los que estaban a su alrededor sí veían sus capacidades atléticas.
En Chile buscó un entrenador y una nutricionista para prepararse para el primer maratón 42K, pero llegó la pandemia, así que por sugerencia del entrenador compró una bicicleta con rodillo fijo y completó el entrenamiento subiendo y bajando las escaleras del edificio porque, al no poder salir a la calle.
La aventura de Raquel no paró. En 2022 logró el ascenso al Cerro Leonera; al Cerro el Plomo y la media maratón de trail running de Concepción.
Aunque extraña el Ävila caraqueño, Chile le ha dado la oportunidad de adecuarse a nuevas exigencias geográficas y climáticas
Cuando vivía en Caracas, desde muy joven siempre subía al Ávila y conoció cada uno de sus senderos y los diferentes picos. En Santiago aprendió una nueva técnica, fue superando cada obstáculo conectándose con el país y la montaña, ya que para ella era todo un desafío.
—Acá hice montaña de altura, en el senderismo descubrí las grandes capacidades que tengo, trabajé mucho el ego y fue un crecimiento personal: enfrentarme a cosas que pensé que eran sencillas, fue muy difícil"—manifesta.
Poco a poco fue conociendo más las montañas hasta el punto de llegar a los 5 mil metros sobre el nivel del mar. Tuvo que adaptarse a las condiciones climáticas, aprender a vestirse y usar la ropa adecuada para cada montaña y cada aventura.
La venezolana dio paso a un entrenamiento más fuerte y se inició en el mundo de los triatlones y ya ha participado en dos: Triatlón promocional de Pucón y el más reciente Triatlón promocional de Puerto Varas.
Guerrero le hace honor a su apellido: "El mayor desafío es animarme a hacer cosas nuevas, miedo a no cumplir con las expectativas y a llegar de última, esto me ha ayudado en Chile a hacer nuevos amigos, a destacar en el trabajo, tener más seguridad, a quererme más cada día, tener disciplina y alimentarme bien".
Actualmente, con 47 años de edad, todavía le quedan sitios y metas por recorrer. Su plan es ir subiendo el nivel de dificultad en los triatlones hasta llegar al medio Iroman, una competencia donde la resistencia es la protagonista.
Comments